Breve Historia de los Lubricantes Íntimos

Los lubricantes íntimos se han utilizado en todo el mundo durante miles de años para facilitar y mejorar la experiencia sexual.

Por el 600 AC, los chinos utilizaban la carragenina proveniente de las algas marinas. Esta sustancia gelatinosa se preparaba hirviendo algas rojas, y los investigadores estiman se ha utilizado por más de mil años.

Alrededor del 350 AC los griegos y romanos utilizaban el aceite de oliva, aprovechando su enfoque en la agricultura. Históricamente los griegos aceptaron abiertamente la homosexualidad, y cuando el sexo se centró en áreas que no proporcionan lubricación natural, necesitaron una solución práctica dándole mucha importancia a los lubricantes.

Ya por el 1600 DC, los chinos utilizaban aceites vegetales y los japoneses preferían una sustancia hecha de batata rallada y machacada. También, el aceite de clavo fue un lubricante popular.

Por el 1800 se patentó la primera vaselina, un derivado del petróleo. Si bien no fue creado para el sexo, se convirtió rápidamente en un lubricante popular, que se ha utilizado hasta hace poco para lubricar preservativos.

Ya a fines del siglo XIX se creó la silicona y revolucionó tanto la industria manufacturera en general como a los lubricantes íntimos, al ser una sustancia  muy lubricante en estado líquido y más inocuo que la vaselina.

Pero el primer lubricante comercial fabricado y vendido con tal, apareció a inicios del 1900 cuando la empresa Johnson & Johnson fabricó su famoso K-Y Jelly, que hasta 1980 solo se vendía con receta.

Actualmente, existe una gran cantidad de lubricantes comerciales con multitud de efectos: frío, calor, desensibilización, estimulación, sabor, etc., y son mucho más seguros que sus versiones ancestrales.